Prosalus es una ONGD que trabaja desde 1985 por la promoción de la salud en Bolivia, Perú y Mozambique. Partimos de la convicción de que cualquier persona, por el hecho de serlo e independientemente de su raza, credo, sexo, nacionalidad, lugar de residencia, estado civil o cualquier otra circunstancia, tiene un conjunto de derechos que son universales, inviolables e inalienables, entre los que se encuentran el derecho humano a la salud, a la alimentación y al agua.



3 may 2011

Verdades rotundas y perfectas

DIÁLOGO ABIERTO por María Jesús Abellán

Foto: Inma Martín. Bolivia, sept. 2010
Tengo en mis manos el último número de la revista trimestral de Prosalus: Enfoque de derechos humanos, leo en la portada. Derechos humanos y desarrollo, reza el título de la Tribuna.

Leo la revista y estas palabras se repiten: derechos, enfoque… Como casi siempre Google me ayuda y en unos segundos tengo en la pantalla las Draft Guidelines del informe "A human rights approach to poverty reduction strategies" encargado en 2001 por el Comité de derechos económicos, sociales y culturales de las Naciones Unidas (PIDESC). Al parecer, el PIDESC encargó este estudio a la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR) y la Alta Comisionada encargó el informe a los profesores Paul Hunt, Manfred Nowak y Siddiq Osmani. Supongo (y compruebo en los agradecimientos) que estos señores encargaron a su vez a muchos expertos alguna colaboración y, finalmente, en septiembre de 2002, aparecieron las mencionadas Directrices.

Conclusión: un trabajo ingente de decenas de personas para poner delante de los ojos del mundo dos verdades que parece increíble no haber visto antes. Dos verdades rotundas y perfectas, con esa belleza que emana de lo simple y necesario, de las pocas verdades universales que lo son de verdad: el pobre tiene derecho a no ser pobre y, si no está disfrutando de ese derecho, alguien es el responsable.

Parece algo muy sencillo, pero no lo es tanto y las consecuencias de reconocer estas dos verdades son muchas y variadas. Lo son para los Estados, para las ONGs, para los partidos políticos, para las personas que trabajan en terreno, para todas las personas en situación de pobreza pero, lo que verdaderamente importa, es que lo son para ti y para mí. Piensa en la noticia que acabas de leer en diagonal mientras ibas a la oficina; piensa en las personas que has visto despertarse entre cartones; piensa en el chico al que le diste unas galletas… Piénsalo todo sabiendo que no ser pobre es su derecho.

Según los datos de la campaña “Derecho a la Alimentación. Urgente” existen más de 1.020 millones de personas en situación de hambre en el mundo, es decir, millones de personas que tienen derecho a alimentarse, pero no tienen comida. Sí, necesitan comida pero, sobre todo, tienen derecho a tenerla y no la tienen; tienen derecho a tener futuro; derecho a que sus preocupaciones puedan ser tan subsanables como las mías; derecho a no morir de hambre. ¿Puedo, puedes, puede alguien imaginar qué es morir de hambre? Llegar a tiempo al trabajo y morir de hambre; pillar un atasco y morir de hambre; estar de exámenes y morir de hambre; perder un vuelo y morir de hambre; romper con tu pareja y morir de hambre… Supongo que la vida no es fácil, pero es vida si puedes no morir de hambre.

¿Qué pasaría si consigo no olvidar esto? ¿Qué ocurriría si todos los “responsables” del mundo entendieran que las personas tienen derechos, que la pobreza es intolerable? ¿Cómo se movería el mundo si cada pobre del planeta tomara conciencia de que sus necesidades y miserias existen porque alguien borró sus derechos?

Son preguntas muy grandes y sus respuestas muy imprecisas, pero me gusta jugar a imaginarlas y dejar por ahí mis palabras, flotando en el aire de la red… Quizás un viento de olvido se las lleve lejos, pero quizás se unan a otras, encuentren voces más fuertes, viajen todas juntas hacia el corazón de un motor un poco lento pero real… Hope is a way of life – La esperanza es una forma de vida.

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