Prosalus es una ONGD que trabaja desde 1985 por la promoción de la salud en Bolivia, Perú y Mozambique. Partimos de la convicción de que cualquier persona, por el hecho de serlo e independientemente de su raza, credo, sexo, nacionalidad, lugar de residencia, estado civil o cualquier otra circunstancia, tiene un conjunto de derechos que son universales, inviolables e inalienables, entre los que se encuentran el derecho humano a la salud, a la alimentación y al agua.



3 jun 2010

Hacia una nueva gobernanza de la seguridad alimentaria

La Real Academia Española define gobernanza “como el arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía”. Algo que va mucho más allá del término “voluntad política”, que no indica si persigue fines de bien común o de unos pocos.

La campaña “Derecho a la Alimentación. Urgente” presentó el pasado 1 de junio, junto con el Instituto del Estudios del Hambre, el libro “Hacia una nueva gobernanza de la seguridad alimentaria” en el que se analizan los cruciales procesos de liderazgo en la toma de decisiones en el sistema mundial de la alimentación, que coinciden con un momento crítico en que las cifras baten récords: más de 1.000 millones de personas pasan hambre en el mundo, mientras que la ayuda oficial al desarrollo se recorta como consecuencia de la crisis.

¿Por qué las cumbres y los compromisos no han funcionado? ¿Cómo es posible que en vez de reducir el hambre, se haya incrementado un 25% en los últimos años? ¿Sabemos quién está intentando ejercer el liderazgo en seguridad alimentaria? ¿Cuáles son las posturas enfrentadas? Estos son algunos de los interrogantes que pretende desvelar el libro.

Aunque la comunidad internacional se comprometió en la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 en Roma a reducir a la mitad el número de personas hambrientas antes de 2015, es decir, unos 400 millones de personas, la realidad es que la cifra ha aumentado y mucho. ¿Por qué?

En 2008 el precio de los alimentos se incrementó en muchos países hasta un 40%. Los precios de exportación del maíz se duplicaron y los del arroz se triplicaron. La FAO calcula que el gasto mundial en productos alimenticios importados en 2007 aumentó aproximadamente un 29% en relación con el dato histórico del año anterior. Además, la ayuda oficial al desarrollo (AOD) destinada a la agricultura ha descendido en las últimas tres décadas, lo que ha contribuido a desincentivar la inversión pública de los países en desarrollo en este sector.

No es un problema de falta de alimentos
El principal problema no es la producción de alimentos, sino la distribución y el acceso. Se han destinado grandes extensiones de cultivo a los agrocombustibles en detrimento de cultivos con fines alimentarios, promoviendo grandes compras internacionales de tierra en los países en desarrollo, lo que se conoce con el nombre de “acaparamiento de tierras”. Las consecuencias de todo esto: 49 países más empobrecidos del mundo han pasado de ser exportadores a importadores netos de alimentos.

El libro “Hacia una nueva gobernanza de la seguridad alimentaria” analiza y destaca cómo los países en desarrollo, así como los movimientos sociales y campesinos, se muestran contrarios a que la seguridad alimentaria sea dirigida o capitalizada por alguna iniciativa fuera del ámbito de Naciones Unidas que no tenga que rendir cuentas y que siga sus propios dictados e intereses. La lucha contra el hambre requiere dar prioridad a la atención a pequeños agricultores, pescadores artesanales, mujeres y otros grupos vulnerables y su acceso a los recursos necesarios para producir los alimentos. Se requiere un desarrollo rural orientado prioritariamente a la producción familiar.

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